INTRODUCCIÓN

En  el centro Sur de la Península Ibérica, en una inmensa planicie, asentada en la provincia de Ciudad Real y apoyada en las de Toledo, Cuenca y  Albacete se extiende La Mancha, en su parte  Sur, donde empieza a romperse la monotonía manchega, al pie de Sierra Morena, besando en su parte oriental al  Valle de Alcudia, allí en tierra ... de nadie, se encuentra nuestra aldea, una aldea que también tiene su historia, una historia que empezó en 1772 y que perdura hasta ahora, hasta nuestros días.

  

Desde aquella  Mancha, campo estepario de los romanos, y tierra seca para los árabes que pocas huellas ha recogido a lo largo de su evolución , referencias de la prehistoria en zonas como el cerro de La encantada en Granátula o la siempre presente Oretum que resisitió el paso de romanos, árabes y que perdura medio escondida . Y es que la Mancha  ha sido algo más que las tierras por las que inició y finalizó sus andaduras el hidalgo Universal, aunque el Quijote haya quedado como seña de identidad manchega, no debe olvidarse que otras batallas reales y de considerable importancia, sostenidas y dirigidas desde estas tierras, hicieron posible la evolución de una sociedad que las circunstancias y la historia  han llevado al estado del bienestar actual un nombre propio ha de resaltar entre todos los combatientes, los caballeros de la orden de Calatrava aposentada en su campo, el campo de Calatrava , primero en el actual Carrión a los pies del Guadiana Desde aquel Kalat Rabat y después desde Calatrava la Nueva al inicio de Sierra Morena.

 

En una época, como la actual, donde  la reivindicación de derechos históricos suponen la identidad de un pueblo, no deja de sorprender que las Órdenes Religiosas y militares no ocupen en la historia el lugar que les corresponde.

 

La Orden de Calatrava tiene entre las órdenes religiosas y militares una importancia primordial, debido al papel que esta jugó en la Reconquista de España sobre el Islam, no se conoce bastante la importancia de este papel, no solo en la historia de España sino en la historia Universal. Maurice Legendre en su obra  "La Orden de Calatrava" expone :

 

       Si la península Ibérica hubiera sido islamizada como  lo fue África del Norte, y más tarde la Península Balcánica (hecho este que hubiera ocurrido antes de 1453), no habría habido un “Lepanto”; el Mediterráneo, centro de la civilización desde largo tiempo, hubiera sido lago musulmán. Cierto que la providencia no habría permitido que el catolicismo fuera así exterminado, pero ¿ cuales hubieran sido las desdichas de los que ella hubiera tomado por sus instrumentos ?.

  

Y entre interrogantes existenciales en la realidad de la Edad Media, tras la batalla de Las Navas de Tolosa, allá por 1212, entre los gobiernos de la Orden, una dehesa a la  que debemos nuestro nacimiento, Belvís, con varios quintos dispersos en los alrededores del castillo, entre ellos  uno, el quinto de la Huertas que nació desde la necesidad de sus pobladores allá por el siglo XVIII en el Alto, nuestro actual Peñon en la zona de la Casa abajo.

 

Y es que nuestra aldea nació de los alrededores para concentrarse en un núcleo principal, En las relaciones topográficas de Felipe II se hacía mención a

 

tres casas dispersas a cuatro leguas de latitud  (22.288 m) y un cuarto de longitud (1.393 m), del castillo de Calatrava la Nueva,..., no está en camino real”.

 

No se sabe bien como, pero nació y queremos reivindicar su nacimiento tras la primera mención expresa de despoblado en 1726, o quizá en el primer reflejo cierto documentado, la primera referencia histórica, ya utilizada por otros que hicieron el intento de descubrir al mundo la existencia de esta aldea, se recoge en el diccionario de HERVAS, donde se relaciona entre los diferentes nombres de los lugares manchegos :

 

       " Huertezuelas de Sierra Morena .-  Quinto de las Huertas de la dehesa de Belvís, dio principio su población por la casa que construyó la encomienda para abrigo de labradores y ganaderos. Hasta del siglo XVII no levantaron éstos sus casas propias y en el censo de 1726 aparece como despoblado citándose de nuevo en 1772 la existencia de tres casas a 40 leguas del Castillo, pero hasta años después no  se constituyó en aldea; en sus comienzos aneja y dependiente del convento y agregada más tarde a La Calzada.

 

y creció hasta huertezuelas de Sierra Morena y por el camino perdió parte su identidad hasta encontrarse de nuevo en la madurez como Huertezuelas. Muchas han sido las personas que han compartido su vida con esta tierra.  Una evolución lenta que dio hasta con 50 casas en 1848, llegando a su máximo apogeo a mediados de los años 30, con más de 1000 habitantes, la Guerra civil, como en toda la península, marcó unos años de recesión y una disminución de la población que volvió a partir de los años cuarenta hasta 1955 donde de nuevo se supera el millar de personas, a partir de aquí la emigración hará el resto, hasta convertirlo en un conjunto de despoblados del que a duras penas ha conseguido mantenerse el núcleo central. Un reflejo de su entorno en la provincia de Ciudad Real. Y es que

 

" Ciudad Real forma parte de la España interior y también de ese grupo de provincias que parece carecer de HISTORIA por su intrascendencia ..."

 

De Huertezuelas podría añadirse además que, posiblemente, de haber existido en tiempos de Cervantes,  hasta para Don Quijote, en sus andaduras por las tierras manchegas, la geografía hubiese hecho un quiebro para evitar el encuentro. Aún así, donde terminaba el gobierno del Campo de Calatrava, mirando de reojo el Valle de Alcudia, " En un lugar de la Mancha ...."  HUERTEZUELAS, puede identificarse como uno de esos puntos históricamente anónimos dentro de una  aparentemente intrascendente provincia, la de Ciudad Real.

 

Pero Las Huertas viven, entre sus peculiares zonas que identifican la contrariedad y la pérdida de identidad de un pueblo como el manchego, con La estación que no es tal, con Cantarranas donde solo cantan los grillos, con el Corralón del que solo queda su nombre, con el Chorrero que ya no tiene chorro, o las Nogueras en donde ya no queda ninguna, con una plaza a la que faltan las pocas señas de identidad que tuvo como la fuente. Quizá la identidad del Cerrillo o las escuelas que se mantienen a duras penas, La era de la Fermina en el olvido y con tantos otros sitios que se nos escapan en el tiempo y empiezan a aparecer solo en el recuerdo, Colorao, Tía medio Higo sustituidas por El primer y segundo callejón de las Huertas Chicas, El Castillo, La Huerta de la Rosala, la distandia del Campillo, la Casa Abajo y el querer y no poder ser  de la Lisea.

 

A pesar de todo sigue siendo algo importante, la tierra de todos los Huerteros  : Las Huertas.

 

 

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